Editora: Un estudio reciente realizado por Pew Research encontró que menos de un tercio de Católicos cree en la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Para comenzar, ¿Qué es la Presencia Real?
Obispo Vásquez: La Iglesia enseña que la Presencia Real es la verdadera presencia de Cristo en la Eucaristía bajo las especies o apariencias de pan y vino. Durante la celebración de la Misa, los elementos del pan y el vino se convierten en Cristo, su cuerpo y su sangre. A través de la invocación del sacerdote del Espíritu Santo sobre esos elementos de pan y vino, Nuestro Señor Resucitado está verdaderamente presente durante la celebración de la Eucaristía. Esta falta de comprensión de la Eucaristía, que es central para quienes somos Católicos, es profundamente inquietante. La Eucaristía está en el corazón de lo que creemos. Si en verdad, tantos Católicos ya no entienden el misterio de lo que hacemos en cada Misa, entonces nosotros, a quienes se nos ha encomendado enseñar a otros sobre la Eucaristía, hemos fallado. Todos somos responsables de enseñar y vivir el misterio de la Eucaristía: padres, catequistas, sacerdotes y obispos. Debemos comunicar más efectivamente la verdadera presencia de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo en la celebración de la Misa.
Editor: Transubstanciación es otra palabra que es mencionada en el mundo Católico ¿Qué significa esta palabra?
Obispo Vásquez: Transubstanciación es la palabra que la Iglesia usa para describir que el pan y el vino se convierten en el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de Jesucristo. Las apariencias de pan y vino permanecen, es decir, el Señor en el altar puede parecer pan y puede saber a pan, pero a través del poder del Espíritu Santo, el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor. Como el Concilio de Trento declaró en el siglo XVI, “por la consagración del pan y el vino se produce un cambio de toda la sustancia del pan en la sustancia del cuerpo de Cristo nuestro Señor y de toda la sustancia del vino en la sustancia de su sangre”.
Editora: Como un sacerdote, díganos ¿cómo es participar en la consagración de estos dones?
Obispo Vásquez: He sido sacerdote por 35 años ya y aún después de todos estos años, todavía me siento humilde cuando celebro Misa. Es verdaderamente algo que te hace sentir humilde que, al invocar que venga el Espíritu Santo sobre estos elementos de pan y vino, éstos serán transformados en el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de Jesucristo. Algunas veces mientras me detengo a pensar sobre ello, me siento completamente abrumado sobre cómo yo, un hombre pecador, un hombre débil, soy capaz de hacer esto para la gente de Dios.
Como sacerdotes, hemos sido llamados no por que seamos más santos o más especiales que otros, sino por que esa es la manera en que Cristo tenía la intención de que la Eucaristía continuara a lo largo del tiempo y la historia. Él escogió a los apóstoles en esa noche santa durante la Última Cena cuando nos dio su cuerpo y su sangre en la Primera Eucaristía e instituyó el sacerdocio. De manera que aquellos de nosotros que hemos sido llamados al sacerdocio debemos celebrar la Eucaristía dignamente, con verdadera reverencia, amor y devoción para que la gente entienda que Cristo está verdaderamente presente.
Editora: La Eucaristía es la base de nuestra fe, y cuando recibimos la Eucaristía estamos, en verdad, recibiendo a Jesús ¿es correcto?
Obispo Vásquez: ¡Si! La Eucaristía es el mayor tesoro de la iglesia; Está más allá de cualquier valor. Debemos recordar y comprender las palabras de Cristo en el Evangelio de Juan (6:54): “El que coma mi carne y beba mi sangre tendrá vida eterna, y yo lo resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. Quien come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él”. Durante cada Misa, Cristo nos llama a reunirnos alrededor del altar para recibir su Cuerpo y su Sangre. A cada uno de nosotros nos corresponde preparar nuestros corazones y nuestros cuerpos para este gran regalo a través del ayuno eucarístico. Todos los Católicos nos abstenemos de comer o beber, a excepción de tomar agua y medicina, durante una hora antes de recibir la Sagrada Comunión.
Compartimos este entendimiento con nuestra gente al participar completamente en cada Misa, no por obligación sino por la anticipación de encontrar a Cristo. Ayudamos a otros a comprender el misterio de la Eucaristía por cómo nos comportamos durante la celebración de la Misa. Nunca debemos darlo por sentado, ya que cada celebración de la Eucaristía conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, quien se entregó totalmente a nosotros por amor. Todos podemos ayudarnos unos a otros a fortalecer nuestro amor y respeto por la Eucaristía. En el ofertorio, la comunidad parroquial lleva al altar los regalos del pan y el vino junto con nuestras oraciones, necesidades y alegrías. Ofrecemos todos estos regalos a Dios para que los pueda transformar. Presten atención a las palabras que el sacerdote reza en la consagración y la elevación de la Eucaristía, en este momento todo lo que hemos ofrecido se transforma en el mayor regalo de todos para nosotros, su Cuerpo y Sangre.
Editora: Como padres ¿Cuál es la mejor manera de explicar la Real Presencia a nuestros hijos(as)?
Obispo Vásquez: Los niños aprenden con el ejemplo. La importancia que le damos a estar en la Misa y a participar plenamente, mostrando reverencia, comunica nuestra creencia en la Presencia Real mucho más que nuestras palabras. Podemos mostrar a nuestros hijos dónde se encuentra Jesús en el tabernáculo, y podemos alentarlos a participar en la Misa y explicarles por qué hacemos una genuflexión, nos paramos y arrodillamos durante la Misa. Además, podemos proporcionar un buen ejemplo de cómo recibir el Cuerpo y Sangre de Cristo con reverencia y gratitud. Otra forma en que los padres y los catequistas pueden ayudar a los niños a experimentar la Presencia Real es a través de la exposición a la adoración. Visiten la iglesia, llévenlos al tabernáculo y oren con ellos. Explíquenles que Jesús está presente y que anhela que nos acerquemos a Él en oración.
Cuando mi madre se convirtió al Catolicismo, lo que la atrajo a la Iglesia fue la verdadera presencia de Cristo. Mi padre ya era Católico, así que antes de casarse, mi madre recibió instrucciones de un sacerdote para convertirse en Católica. Durante este tiempo, ella se entregó total y completamente a su fe. Se enamoró de Cristo y desarrolló una gran devoción por la Eucaristía. Ella creía de todo corazón que cuando recibió la Sagrada Comunión, recibió a Jesucristo, el Señor de su vida. Y ella nos transmitió esa devoción y amor a nosotros, sus hijos. Del mismo modo, los padres de hoy deben compartir su amor y pasión por Cristo con sus hijos. A los padres que ponen énfasis e importancia y estiman grandemente a la Eucaristía les resultará mucho más fácil explicar la Presencia Real a un niño o niña. Cuando los padres no vienen a Misa con frecuencia, es mucho más difícil convencer a un niño(a) de la verdadera presencia de Cristo.
Editora: ¿Cuál es su oración por nuestra Iglesia?
Bishop Vásquez: Oro por que permitamos que el Espíritu Santo sea nuestro guía y nos guíe en nuestra fe. Por que el Espíritu Santo abra nuestros corazones a un mayor amor y devoción hacia la Eucaristía. Que nuestro amor por la Eucaristía se fortalezca cada vez que celebremos la Misa. Que Cristo nos dé un hambre y una sed profundas por Él en la Eucaristía. Que podamos apreciar este precioso regalo siempre y que deseemos llevar a otros a una apreciación más profunda del santo sacrificio de la Misa. Como dijo San Juan Pablo II, la Eucaristía hace a la iglesia y la iglesia hace a la Eucaristía.