Por Emily Hurlimann | Columnista Invitada
Hace algunos meses, mientras planeaba escribir este artículo, mi intención era reportar sobre la revisión y actualización de Ética e Integridad en el Ministerio (EIM), la cual comenzó en la primavera, y subrayar las noticias de EIM del año pasado. Sin embargo, en Agosto con la emisión del reporte del gran jurado de Pennsylvania, mis planes cambiaron completamente. Por lo tanto, aquí tienen un breve reporte sobre las políticas de EIM y mis reflexiones sobre cómo avanzamos desde aquí.
Aproximadamente cada tres años, la Oficina de EIM y el Consejo de Revisión diocesano de EIM dirige una revisión de las políticas de EIM. El enfoque principal de la revisión de este año fue re-organizar y clarificar los procesos para reportar alegaciones de abuso y otros tipos de mala conducta ética. En conjunción con esta actualización de la política, la página de EIM diocesana ha sido remodelada para permitir que los usuarios encuentren fácilmente y den “click” en el tipo de situación sobre la que tienen una preocupación. Entonces, el usuario es guiado a través de los procedimientos – desde el reporte hasta la respuesta. Visite www.austindiocese.org/eim para conocer los detalles.
Existen ahora definiciones más claras y expectativas de comportamiento ético e integridad en el ministerio. Existen categorías para reportar más definidas, por ejemplo, abuso de un menor, abuso pasado de un menor que es ahora un adulto, abuso de un adulto mayor o un adulto con una discapacidad, y todas las otras preocupaciones acerca de fallos sobre el exhibir una conducta ética e integridad en el ministerio. También ahora tenemos una respuesta diocesana mejor definida a las alegaciones.
Permanece el requisito de reportar el abuso sospechado a la autoridades civiles por la persona que cuenta con conocimiento de primera mano. Ninguno de los requisitos para el cumplimiento con el programa de EIM ni sus procedimientos para adultos han cambiado; todos los adultos deben enviar una aplicación de EIM y deben asistir a un taller de EIM cada tres años. Al menos dos adultos en cumplimiento con EIM deben servir en cada programa, organización y evento que requiera el cumplimiento con EIM.
Más de 14,000 revisiones de antecedentes se llevaron a cabo; 5,081 fueron para nuevos solicitantes. 246 revisiones de antecedentes se realizaron antes de contratar a un empleado y para presentadores laicos. Hubieron 322 talleres de EIM, organizados por 215 administradores del sitio de EIM en parroquias, escuelas Católicas y organizaciones Católicas a lo largo de la diócesis.
Más de 12,000 adultos fueron educados por la primera vez o por medio de un taller de actualización por 167 facilitadores de talleres de EIM. Cerca de 19,000 menores fueron educados usando los programas “Llamados a Proteger” por parte de catequistas, maestros de escuelas Católicas y 138 facilitadores del programa “Llamados a Proteger para Jóvenes”.
Cada diócesis es evaluada anualmente por una firma externa para verificar que la diócesis esté en cumplimiento con los requerimientos del “Estatuto para la Protección de Niños y Jóvenes” de los obispos de Estados Unidos. La Diócesis de Austin ha sido encontrada en cumplimiento con el estatuto cada año.
A la luz de las recientes noticias y de la actual crisis en la iglesia ¿Cuál es el punto de toda esta información? ¿Por qué estamos lidiando con esto otra vez? Estas son solo algunas de las preguntas que han surgido.
Creo con todo mi ser que cada persona que educamos en nuestros talleres de entrenamiento para adultos, y programas educativos para niños y jóvenes, tiene la oportunidad de hacer una diferencia. Más de 31,000 personas – sacerdotes, diáconos, hermanos y hermanas religiosas, maestros, niños y jóvenes, empleados parroquiales, escolares y diocesanos, voluntarios y muchos otros- en solo un año, conocen cuáles son los tipos de interacciones apropiadas y seguras –– y cuales no lo son. También tienen las herramientas en el caso de que conozcan u observen interacciones que no son apropiadas y seguras. Nuestros niños y jóvenes están aprendiendo y diciendo a adultos en quienes confían si algo les pasa a ellos o a algún amigo, que no se sienta que es correcto.
El trabajo que nosotros – todos nosotros en esta diócesis- hemos estado haciendo por los último 16 años a través de la Oficina de EIM, y otras diócesis a lo largo de Estados Unidos, ha prevenido que el abuso suceda. Mientras que no hemos erradicado el abuso, ahora sabemos qué buscar y hacer para pararlo.
Desde que las auditorías comenzaron, a nivel nacional ha habido 78 reportes justificados de abuso a menores por sacerdotes y diáconos. En la Diócesis de Austin, como el Obispo José Vásquez dijo en la entrevista del mes pasado, ha habido tres casos –dos de esos miembros del clero han muerto y el otro ha sido removido permanentemente del ministerio.
Claro, un caso de abuso es demasiado, pero 78 casos comparados a miles ocurridos en Pennsylvania en los años anteriores al 2002, me dicen que la educación y atención a las políticas y procedimientos han hecho una diferencia.
El saber que estamos ayudando a otros a prevenir que el abuso pase en el futro no borra o disminuye, de ninguna manera, el dolor y sufrimiento de aquellos que han experimentado abuso. Mi corazón me duele por aquellos hombres y mujeres cuyas historias de abuso leímos en el reporte del gran jurado de Pennsylvania y por los seminaristas abusados por Theodore McCarrick.
Mi corazón se quiebra por las otras innumerables personas cuyas alegaciones fueron manejadas pobremente por el liderazgo de la Iglesia, y por los niños abusados que vemos en las historias en las noticias casi diariamente. Sin embargo, sé que el trabajo que hacemos juntos para prevenir abuso futuro ayuda a los sobrevivientes a saber que les creemos y que queremos asegurarnos de que esto no le suceda a nadie más.
Sí, nuestros líderes eclesiásticos han fallado en proteger a los inocentes en el pasado. Mientras continuamos conociendo más sobre el devastador impacto del abuso sexual en los sobrevivientes, debemos continuar trabajando con ellos para encontrar sanación y paz. Sé, que es un hecho, que nuestros obispos – Obispo Vásquez y Obispo Auxiliar Daniel Garcia, están comprometidos con esto también.
Oro por que el bueno y santo trabajo de nuestros dedicados sacerdotes y diáconos continúe a pesar del daño y la atrocidad. Como directora asociada de Ética e Integridad en el ministerio de la Diócesis de Austin, me aseguraré de que el importante trabajo para prevenir el abuso continúe. Estoy comprometida en ayudar a sanar y proteger ¿Se unen a mí?
La Diócesis de Austin se compromete a proporcionar ayuda confidencial y compasiva a las víctimas de abuso sexual, especialmente si el abuso fue cometido por el clero o un representante de la iglesia. Si usted ha sufrido abusos por parte de alguien que representa a la Iglesia Católica, por favor comuníquese con el coordinador diocesano del asistencia a víctimas y apoyo pastoral al (512) 949-2400.
La Diócesis de Austin está comprometida con la prevención del daño a cualquier niño(a) o adulto vulnerable. Vaya a www.austindiocese/reporting (o llame a la Oficina de EIM al 512-949-2447) para saber qué hacer, y cómo reportar, si usted sospecha abuso físico o sexual y/o negligencia hacia un niño o adulto vulnerable; y qué hacer si el abuso que se sospecha, fue llevado a cabo por un miembro del clero, o un empleado o voluntario de cualquier parroquia diocesana, escuela o agencia.
Para mayor información sobre Ética e Integridad en el Ministerio en la Diócesis de Austin visite www.austindiocese.org/eim.