Estas últimas semanas han abierto una herida dolorosa en nuestra nación relacionada a la violencia y el uso de armas de fuego en las escuelas, lugares de trabajo, centros comerciales e incluso casas de culto. El Obispo Vásquez y la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos imploran a nuestros miembros del Congreso que consideren su papel para ayudar a frenar la ola de violencia con armas de fuego, centrándose en la salud mental, el estado de las familias, la santidad de la vida humana, y la disponibilidad de armas de fuego, en nuestra misión integral de proteger toda la vida.
Mientras continuamos orando por los niños y maestras que están siendo velados en Uvalde, por sus amigos, sus familias y por todos los que siguen lamentablemente afectados por esta tragedia, también sentimos dolor por nuestros hermanos y hermanas católicos de Nigeria que fueron brutalmente atacados el domingo durante la Misa. Imploramos a los líderes mundiales que ejerzan su responsabilidad de protegerse unos a otros, que pidan el fin de la violencia de armas de fuego y que acepten el Evangelio de la Vida que Cristo nos invita a vivir.