El domingo de Pentecostés se celebra justo 50 días después de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, cuando el Espíritu Santo descendió sobre los Apóstoles y los primeros seguidores de Jesús. El Papa Francisco explica que “el Espíritu Santo es una memoria activa, que enciende y reaviva el amor de Dios en nuestro corazón” (Pentecostés 2022). Esta memoria activa del Espíritu Santo, o lo que el Papa Benedicto XVI podría llamar la presencia eterna de Dios, marcó el comienzo de la Iglesia y dio a los Apóstoles la fuerza para salir y llevar a Dios a todos los que encontraban. En este día, también nosotros recibimos los dones del Espíritu Santo que nos inspiran a ser poderosos instrumentos de la gracia transformadora de Dios.
Reflexionemos hoy sobre los siete dones del Espíritu Santo: sabiduría, entendimiento, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios. Estos dones se infunden en cada persona en el Bautismo y se sellan en nosotros en el sacramento de la Confirmación, marcando la presencia real de Dios en nosotros.
Cada año, aquí en la Diócesis de Austin, hay más de 4000 de nuestros hermanos y hermanas que reciben el Sacramento de la Confirmación. A este número se suman nuestros elegidos, los que recibieron los Sacramentos de Iniciación (Bautismo, Confirmación y Comunión) en la Vigilia Pascual. Somos bendecidos por su testimonio de los dones del Espíritu Santo y de esta iglesia local: el Cuerpo Místico de Cristo en el centro de Texas.
Al comenzar el segundo año del Avivamiento Eucarístico Nacional, los invito a escuchar las historias de nuestros hermanos y hermanas que son TESTIGOS de la presencia transformadora de nuestro Señor en sus vidas a través de los dones del Espíritu Santo y la presencia de Cristo en la Sagrada Eucaristía. Que Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, estén con ustedes mientras llevan a cabo la misión de Cristo.