El Señor ha resucitado ¡Aleluya! Después de caminar nosotros juntos con nuestro Señor durante los 40 días de Cuaresma, y a través del gran regalo del Triduo Pascual donde conmemoramos la institución de la Eucaristía, estuvimos al pie de la Cruz con Jesús, y esperamos junto con toda la creación en el silencio del sábado, marcamos una vez más el Día del triunfo del Señor: ¡El Domingo de Pascua!
Por un profundo amor hacia nosotros, Dios Padre entregó a su Hijo único para la salvación del mundo. La tumba vacía es un signo de su victoria sobre la muerte -- trayendo luz a nuestro mundo oscurecido y una promesa de una nueva vida de gracia.
A lo largo de los 50 días de Pascua, seguiremos celebrando cada domingo en la luz del Domingo de Pascua. Aferrémonos a la alegría de la tumba vacía y respondamos al llamado de Dios para servir a los demás como él nos ha servido a nosotros. Que nuestra alegría de Pascua nos ayude a cada uno de nosotros a dejar atrás los lienzos del pecado y la disfunción y a abrazar la plenitud de su amor en todo lo que decimos y en todo lo que hacemos.