Esta semana, pasé tiempo con muchos de nuestros sacerdotes de a través de la diócesis en nuestra reunión de verano. Esta tradición anual me da la oportunidad de celebrar la Eucaristía, rezar, visitar, compartir comidas y participar en recreación con los hombres que han aceptado el llamado a servir a esta Iglesia local como sacerdotes de Jesucristo. Gracias por unirse a mí en ofrecer apoyo a nuestros sacerdotes y por favor continúen orando por nosotros mientras nos esforzamos por servir a los fieles en toda la diócesis con gracia y alegría.
Este domingo celebramos la solemnidad de Pentecostés, que marca la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles y el don del poder del Espíritu para salir a proclamar el Evangelio con valentía. También nosotros recibimos el mismo Espíritu en Pentecostés para convertirnos en portadores del Evangelio en un mundo necesitado de esperanza y unidad. En Pentecostés celebramos el comienzo de la Iglesia que, aún hoy, nos invita a la comunión con Cristo y el uno con el otro, formando el Cuerpo Místico de Cristo.
También esperamos con gusto y expectación el sábado 11 de junio y la ordenación sacerdotal de los tres hombres que dijeron sí al llamado de Dios para compartir en mi ministerio como su Obispo. Por favor, recuerden a los Diáconos Sam Bass, Jakob Hurlimann y Fernando Ricaud en sus oraciones, para que el Espíritu Santo les infunda con valor y generosidad. El reconocer y aceptar el llamado a servir a la Iglesia, especialmente como sacerdote, es algo que todos debemos cultivar en nuestras parroquias y familias. En un mundo que a menudo es ruidoso y lleno de distracciones, debemos orar por un aumento en las vocaciones al sacerdocio. Oren también por nuestros seminaristas, por los hombres religiosos y por mujeres religiosas en formación, cuyo "sí" es un regalo para todos nosotros.
Por último, mientras seguimos lamentando la muerte de 21 niños y sus profesores en Uvalde, esta misma semana nos encontramos de nuevo con la trágica pérdida de vidas en Tulsa, Oklahoma. Juntos, mantengamos a estos hombres y mujeres en nuestros pensamientos y oraciones durante esta semana. Que este Pentecostés insufle en nuestro mundo un aire fresco del Espíritu, que nos lleve a una nueva unidad – a una nueva comunión de la bondad y la gracia de Dios.