Por Mary Lou Gibson | Columnista
Todos lo decían, que Conchita (Concepción Cabrera Arias de Armida) era una mujer admirable que cuidaba a sus nueve niños después de la muerte de su esposo mientras que al mismo tiempo se convertía en una mística y una escritora espiritual. Conchita nació el 8 de diciembre de 1862 en San Luis Potosí, México. De niña mostró un amor especial por la Eucaristía, el cual se reflejó más tarde en sus muchos escritos espirituales.
Conchita se acercará a la santidad este mes. Ella será beatificada (declarada Beata) el 4 de mayo en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en la Ciudad de México.
Su vida extraordinaria comenzó de una manera muy ordinaria. En 1884 se casó con Francisco Armida y tuvieron nueve hijos entre 1885 y 1891. Tristemente, cuando ella tenía 39 años, su esposo murió y ella tuvo que cuidar a sus hijos, el más joven de quienes sólo tenía 2 años de edad. Por los próximos años, su vida se llenó con labores del hogar y el cuidado de los niños. Su, de cierta manera, vida tranquila se reflejó en sus escritos aunque el caos de la Revolución Mexicana de 1910-1920, estaba desarrollándose alrededor de ella.
Una recuento en Wikipedia declara que su vida espiritual comenzó antes de la muerte de su esposo. En 1894 ella tomó sus “nupcias espirituales” y en 1896 escribió en su diario: “En verdad, después de que toqué a Dios y tuve la imperfecta noción de Su Ser, comencé a postrarme, mi frente y mi corazón, en el polvo y nunca se levantaron otra vez”.
Como una mística, ella reportó que escuchó a Dios diciéndole, “Pídeme por una vida larga y sufrida y escribe mucho…Esa es tu misión en la Tierra”.
Monseñor Arthur Calkins escribe en la revista “Mission Immaculate” que una gran parte de los escritos de Conchita consiste de hasta 65 volúmenes de su diario espiritual, el cual escribió en obediencia a sus directores espirituales. Durante su vida, sus escritos fueron examinados por la Iglesia Católica en México. Fue en peregrinaje a Roma en 1913 donde tuvo una audiencia con el Papa Pío X y donde autoridades de la iglesia vieron favorablemente sus escritos.
El recuento de Wikipedia declara que sus niños dijeron que ellos casi nunca vieron sus escritos, aunque dejó más de 60,000 páginas escritas a mano de meditaciones místicas. Monseñor Calkins escribe que Conchita escribió sobre realidades profundas espirituales en un lenguaje que pudo ser entendido por gente ordinaria.
En su libro, “Cartas de una Madre” Conchita reflexiona en el hecho que ella no era una mística enclaustrada sino una madre ocupada con nueve niños y una viuda. Ella escribió, “Cargo dentro de mí tres vidas, todas muy fuertes: la vida familiar con sus múltiples tristezas de mil maneras, eso es, la vida de una madre, la vida de las Obras de la Cruz con todas sus penas y peso…y la vida del espíritu o vida interior”.
Sus escritos fueron ampliamente distribuidos e inspiraron el estable-
cimiento de 5 apostolados de las “Obras de la Cruz en México. Estos incluyen el Apostolado de la Cruz fundado en 1895; la Congregación de las Hermanas de la Cruz del Sagrado Corazón de Jesús fundada en 1895; la Alianza de Amor con el Corazón de Jesús fundada en 1909; la Liga Apostólica fundada en 1912; la Congregación de Misioneros del Espíritu Santo fundada en 1914.
Conchita era la abuela de 16 cuando murió el 3 de marzo de 1937, en Ciudad de México. Ella está enterrada en la Iglesia de San José del Altillo. Ella había sido anteriormente declarada Venerable en 1999 por San Juan Pablo II.