El Obispo Joe S. Vásquez es el quinto obispo de la Diócesis de Austin, donde viven más de 700.000 católicos en 25 condados del centro de Texas. Cada semana, él entrega un Mensaje Pastoral a los Fieles. Léalos aquí.
Esta semana estuve con nuestros seminaristas diocesanos en su convocatoria de verano en el Centro de Retiros Cedarbrake. Celebramos la misa cada día, rezamos juntos y pasamos tiempo conociéndonos unos a otros.
Durante los últimos domingos, la Iglesia se ha centrado en el Evangelio de Lucas. Más que ningún otro Evangelio... escuchamos varios relatos de Jesús en oración.
Esta semana escuchamos la parábola del Buen Samaritano, una de las historias más conocidas del Nuevo Testamento, donde Jesús no solo nos catequiza sobre cómo cuidar a nuestro prójimo, sino también el cómo ser el prójimo. Nuestro “prójimo” es más que una persona que vive a nuestro lado o al cruzar la calle. Nuestro prójimo es cada persona con la que nos encontramos cada día. El Papa Francisco dio la explicación hace tiempo que el Buen Samaritano no es solo una parábola – es una forma de vida.
Al comenzar el mes de julio, celebramos el Día de la Independencia de nuestra nación; un momento para hacer una pausa en nuestras labores diarias y considerar el significado de nuestro lugar en la comunidad estadounidense.
Me uno en expresar mi más profunda tristeza a las familias de los que perecieron dentro del remolque de un camión abandonado en San Antonio. Cerca de 50 migrantes, adultos y niños, murieron y muchos otros permanecen hospitalizados.
A medida que el mes de junio llega a su fin, estoy agradecido por las numerosas celebraciones litúrgicas que celebré en nuestra diócesis. Diez Misas de Confirmación, numerosas Misas de Graduaciones y la ordenación de tres hombres al sacerdocio.
Doy gracias por la decisión de la Corte Suprema que resguarda el don de la vida que Dios nos ha dado. El compromiso de la Iglesia de proteger la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural se mantiene firme. Espero que este fallo sea recibido con genuino respeto mutuo y cuidado por el bien común.
Hoy, al celebrar el Día del Padre, oramos por y les agradecemos a los hombres que trabajan para mantener y se sacrifican por sus familias. También honramos a los hombres que brindan cuidado paterno a los demás. Por aquellos padres que han cumplido su tarea en la tierra; que descansen en el abrazo amoroso de Dios. Que todos los padres vean y sigan el ejemplo de San José, el padre adoptivo de nuestro Señor Jesús, que fue obediente, humilde y amoroso. Les deseo un bendecido día del padre.
Uno de los momentos más preciados de mi ministerio como obispo es el presidir en las ordenaciones al sacerdocio. Mañana es uno de esos días, cuando a través de la imposición de mis manos y la oración de la consagración sacerdotal, esta Iglesia local dará la bienvenida al sacerdocio de Jesucristo a tres hombres que escucharon el llamado del Espíritu Santo y dijeron sí a una vida de gracia.