La Diócesis de Austin no solo busca educar a las personas para que comprendan y respeten la dignidad de cada inmigrante como ser humano, sino también para reconocer el valor de los inmigrantes y la inmigración en nuestra nación. Nosotros, como personas de fe, no solo abogamos por un trato más humano a los inmigrantes y la unidad familiar, sino que también apoyamos una reforma migratoria integral y compasiva a través de la USCCB.
En medio de las preocupaciones sobre la inmigración y el control fronterizo, nunca olvidemos que Cristo nos recuerda, a través de la parábola del Buen Samaritano, que nuestro papel es un ejemplo vivo del cumplimiento del mandamiento del amor. El concepto de "prójimo" no es meramente una cuestión de vínculos de sangre, nacionalidad o comunión religiosa. Todos somos nuestro vecino como miembros bautizados y fieles de Cristo, debemos tomarnos en serio el desafío que hemos recibido para "acoger al extraño" (Dt 10:19; Lv 19:34; Hb 13: 1; Col 3:11; Mt 25:35).