Editora: Señor Obispo, el 10 de diciembre usted consagrará la Diócesis de Austin al Inmaculado Corazón de María ¿Qué significa esto para la Diócesis?
Obispo Vásquez: Decidí consagrar la Diócesis de Austin al Inmaculado Corazón de María por tres razones. Primero, he sido testigo en lo personal, del gran amor y devoción que nuestros sacerdotes y gente tienen por nuestra Santísima Madre. Nuestro amor por María es evidente en una variedad de maneras y a través de todas las culturas. Por ejemplo, Nuestra Señora de Guadalupe es muy especial para los hispanos. Nuestra Señora de Lourdes es especial para los franceses, y los vietnamitas tienen en un lugar especial a Nuestra Señora de La Vang.
En segundo lugar, en 2017 hemos celebrado el centésimo aniversario de las apariciones de Nuestra Señora de Fátima a lo largo de Estados Unidos y del mundo. Su mensaje urgente de oración y penitencia en reparación por los pecados es especialmente apropiado para el mundo de hoy.
En tercer lugar, este año es el septuagésimo aniversario de la Diócesis de Austin; es un tiempo para dar gracias a Dios por las abundantes bendiciones que ha derramado sobre los Católicos del Centro de Texas. Así que es un tiempo oportuno para consagrarnos a Nuestra Señora y encontrar amor y fuerza en el Inmaculado Corazón de María.
Editora: ¿Qué involucra el consagrarse a si mismo al Inmaculado Corazón de María?
Obispo Vásquez: El acto de la consagración es un muy simple acto de compromiso con Jesús a través de María, y muchos Católicos ya están familiarizados con una variedad de oraciones personales de consagración a Nuestra Señora. Sin embargo ésta oración comunal de consagración será orada a lo largo de la diócesis durante las Misas del fin de semana del 9-10 de diciembre. Estoy pidiendo que todos los sacerdotes lideren a su congregación en esta oración, que se proveerá en inglés y español. La diócesis también ha ofrecido recursos disponibles en línea a todas las parroquias para que los sacerdotes preparen y catequicen a su gente para el día de la consagración y más allá. Visite www.austindiocese.org/ihmconsecration para obtener dichos recursos.
Editora: ¿Cómo es que el centésimo aniversario de las apariciones de Fátima complementan la consagración?
Obispo Vásquez: En Fátima el mensaje de Nuestra Señora a tres niños pastores fue muy claro. El mundo en ese momento estaba pasando por una situación terrible y se estaba alejando de Dios. Aunque ella les aseguró a los niños que la Primera Guerra Mundial estaba por terminar, Nuestra Señora les dio indicaciones muy claras diciendo que a menos que los corazones de la gente voltearan hacia Dios, escogieran amar a la humanidad y se alejaran de la guerra y la violencia, más grandes males caerían sobre el mundo. Eso es exactamente lo que pasó cuando sus advertencias no fueron escuchadas.
El mensaje de Fátima – y este mensaje es repetido cada vez que Mary se aparece durante el curso de la historia – es orar, hacer penitencia, y voltear hacia su Hijo, Jesús. Debemos buscar el perdón de nuestros pecados contra Dios, su iglesia y su gente, y también orar por aquellos que aún tienen que reconciliarse con Dios, sabiendo que Dios puede cambiar corazones. Nuestra Señora también anima a la reparación por nuestros pecados. Estamos llamados a ofrecer oraciones y sacrificios por los pecados ya cometidos. El mensaje de Fátima es universal ya que comunica que no debemos de estar únicamente preocupados por nuestra propia salvación sino la del mundo entero.
Un siglo después de Fátima, necesitamos recordar las palabras de Nuestra Señora que pueden aplicarse a nuestro mundo hoy. La guerra continúa en muchos lugares, y la amenaza de una guerra nuclear está presente. Cada día encontramos indiferencia hacia la humanidad; gente de la que se abusa; los pobres sufriendo terribles durezas; gente muriendo de hambre; y refugiados e inmigrantes siendo sacados por la fuerza de sus tierras natales por la persecución y la violencia. Nuestra Señora les dijo a los tres niños, “Mi Inmaculado Corazón será su refugio, y el camino que los llevará a Dios”. El 10 de diciembre, mientras nos consagramos, vemos al Inmaculado Corazón de María como un remedio contra el mal y la oscuridad que nos rodea.
Editora: Hay tantas lecciones de amor que María nos enseña ¿Qué deberíamos de estar diciendo a nuestros niños y seres queridos sobre ella?
Obispo Vásquez: El amor de María puede tocar todos nuestros corazones. Ella es la primera y la más importante de todos los discípulos. Ella nos enseña cómo amar a Cristo. Su corazón está en completa conformidad con el de su Hijo. Por lo tanto, su Inmaculado Corazón es un modelo del amor por todos nosotros.
En la cruz, Jesús dio a María al apóstol Juan y también encargó a Juan a su madre: “Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre”. (Jn 19:26-27). Al hacer esto Jesús confía a su madre la iglesia entera durante todo tiempo y en todo lugar. María es la más grande de todos los santos, y mientras que nuestro amor y aprecio por ella se intensifican, ella permite que nuestro amor por su Hijo crezca aún más profundamente.
Octubre fue el mes del rosario, y sé que el rosario fue rezado incontables veces en nuestras parroquias y nuestros hogares. Espero que la gente continuará encontrando fuerza en las oraciones del rosario por que es una de las oraciones más ponderosas que tenemos. El rosario nos ayuda a entender el gran amor que Dios tiene por los seres humanos en la persona de Jesucristo nuestro Salvador, quien fue traído a nosotros a través del “sí” de María, su completa y total confianza en Dios.
Editora: ¿Cuáles son sus esperanzas para esta consagración al Inmaculado Corazón de María?
Obispo Vásquez: Mi oración es que ésta consagración al Inmaculado Corazón de María traerá un derrame de gracia y un momento unificador para todos nosotros en la Diócesis de Austin. Sinceramente espero que la gente de Dios en nuestra iglesia local una nuestro “sí” al de María y se una en esta oración de consagración a Dios, dedicándonos nosotros mismos completamente en un acto total de amor. La oración de consagración pide que individuos, familias y parro-quias crezcan en la santidad y en dar fruto bajo la protección especial de la Madre de Dios. Oro por que nuestros sacerdotes, diáconos, hombres y mujeres religiosos, madres y padres, familias y jóvenes sean renovados en la fe mientras que colocan sus vidas en el amoroso corazón de María. Que crezcamos en el amor, no sólo por nuestra Santísima Madre, sino también, y aún con mayor importancia, en el amor por su amado Hijo, Jesucristo, y que demos fiel testimonio del amor de Cristo en nuestro mundo hoy.