Por Enedelia J. Obregón | Corresponsal
Fue el mejor momento en medio de los peores tiempos para un equipo de Catholic Charities of Central Texas y el Centro Pastoral de la Diócesis de Austin.
En julio, el equipo respondió a un llamado de Catholic Charities USA y la Conferencia de Obispos Católicos de Texas para ayudar a Catholic Charities of the Rio Grande Valley en su Humanitarian Respite Center. El grupo del Valle necesitaba un descanso del trabajo constante de ayudar a los inmigrantes llegando al borde de Texas buscando asilo.
Hicieron el viaje de Austin al Río Grande Valley donde se encontraban los miembros de Catholic Charities (CCCTX por sus siglas en inglés) Sara Ramirez, directora ejecutiva; Christine Reyes-Paiz, coordinadora de la respuesta a desastres; Kristen Erdem, oficial de donaciones mayores; Justin Estep, directora de servicios legales y de inmigración; Libby Sittley, directora de St. Michael’s Veteran Services; Rachael Guice, directora asociada del desarrollo de fondos; Rene Rubio, director del Centro del Gabriel Project Life Center; así como Lily Morales, coordinadora del Ministerio Hispano de la Diócesis de Austin.
Ramirez dijo que escogió al equipo basándose en sus áreas de experiencia. El equipo no sólo ayudó con la recepción de clientes, pero también coordinaron a los voluntarios que aparecían para ayudar de todas partes del mundo, la donaciones – en especie y financieras – que la gente está enviando, y aquellos que conocen las complejidades de la ley de inmigración. Otros grupos de Catholic Charities del estado y la nación están ayudando también.
Ramirez dijo que la prioridad al llegar fue proveer a las familias con las cosas básicas de humanidad: Comida para nutrirlos, ropa para proteger sus cuerpos y un albergue para protegerlos. Ellos recibieron kits de higiene y los niños recibieron juguetes y libros para colorear y cra-yones. También recibieron teléfonos celulares donados con seis meses de servicio.
“Todos lo que hicimos fue restaurar su dignidad, para ayudarles a sentirse que eran valiosos e importantes,” dijo Ramirez. “Muchos de ellos habían estado usando la misma ropa por semanas. Ellos no poseían nada más, ni siquiera una identificación. El poder restaurar ese componente es importante. Ellos no pueden comenzar a sanar hasta que se han suplido sus necesidades básicas”.
Ramirez dijo que el centro de ayuda estaba recibiendo a cerca de 250 personas diariamente; más recientemente ese número brincó a cerca de 400. Después de que Immigration and Customs Enforcement procesa a las personas que buscan asilo, los llevan a la estación de autobuses a todas horas del día y la noche. Los voluntarios de Catholic Charities los recogen inme-
diatamente y los llevan al centro.
“No podía haber escogido un mejor equipo,” dijo Ramirez. “Ellos tenían la misma sonrisa para aquellos que llegaban a la 1 a.m. que la que tenían cuando empezaron a trabajar a las 8 a.m. A pesar de que estuvieron trabajando 11 o 12 horas diarias, los clientes eran recibidos como si fueran los primeros clientes del día”.
Después de darse un baño, recibir ropas nuevas y alimentos, los voluntarios ayudaban a los niños a seleccionar juguetes o a jugar juegos mientras que los padres de familia hablaban con abogados de inmigración.
Pero incluso el esperar en línea para recibir un juguete puede ser algo traumático. Guice recordó a una pequeña niña que lloraba inconsolablemente mientras esperaba formada. “Tenía miedo de ser separada de su mamá,” Guice dijo. “Los niños se formaban para ser removidos de sus padres”.
Estep dijo que la escena era caótica. Muchos fueron cargando paquetes con documentos de Immigration and Customs Enforcemente (ICE) que no podían leer. “La mayoría no sabía siquiera la diferencia entre la fecha de su libertad condicional y la fecha de su cita en la corte de inmigración,” dijo. “La mitad no saben leer o leen apenas”.
Estep encontró con frecuencia errores en los documentos de ICE.
“ICE no estaba anotando la dirección de su destino eventual,” dijo Estep. “Ellos estaban en su lugar, apuntando la dirección de su primera parada.”
Eso significa que cuando el gobierno les envíe correo sobre futuras audiencias, las personas buscando asilo no recibirán el correo. No hay manera de reenviarlo. Si ellos no aparecen en la corte, pueden ser objeto de depor-
tación inmediata, incluso si tienen una razón creíble para buscar asilo e incluso si ICE cometió un error.
Además de revisar documentos, Estep y otros abogados de inmigración ayudaron a los inmigrantes a llenar tarjetas de cambio de domicilio y a encontrar consulados y embajadas de sus países de origen para que puedan tener nuevas tarjetas de identificación.
“Es fácil que estos errores pasen desapercibidos,” dijo Estep. “Para ellos, es una cuestión de vida o muerte”.
Estep dijo que hay muchos mitos sobre las personas que buscan asilo. Pero la realidad es dura. A una de sus clientas le dispararon en la pierna mientras escapaba con su hijo a quien las pandillas estaban tratando de tomar.
“Imagine vivir en un estado que es tan violento que usted tiene que tomar una decisión – unirse a una pandilla o dejar su tierra natal,” dijo.
Entre el miedo y el trauma, había esperanza y un reconocimiento de la universalidad de la Iglesia Católica.
“Hay gente de gran fe,” dijo Morales, quien dijo que haber escuchado a sus historias ayudó a conocerlos como compañeros miembros de la comunidad de fe. “Ellos saben que Dios ha estado con ellos a lo largo de este viaje”.
Guice dijo que un compañero voluntario presenció cuando un grupo de familias que llegaron a la 1 a.m. se arrodillaron al ver un crucifijo en la pared. “Sabían que estaban con Católicos que iban a protegerlos,” dijo. “Cuando escucharon (cerca) las campanas de las iglesias por la mañana, lo primero que quisieron hacer fue ir a Misa”.
Erdem supervisó la coordinación de voluntarios y las donaciones. Todo el equipo tuvo que aprender a “pivotar” - o cambiar de dirección - a cualquier área que necesitaba voluntarios. Mientras esperaban que llegaran nuevas familias o compartían las comidas, el equipo habló sobre formas de mejorar los procesos. A sugerencia de Reyes-Paiz, Erdem colocó los documentos del procedimiento en una memoria USB para los siguientes equipos que lleguen a ayudar.
Erdem se sintió movida emocionalmente por un cliente que hablaba poco inglés y le dijo poco después de su llegada, “Es tiempo para que yo trabaje”.
Erdem dijo que un niño pequeño ayudó a Reyes-Paiz a hacer camas para que ella entonces le pudiera ayudar a encontrar los crayones que él necesitaba.
“La gente estaba siempre pidiendo ayudar,” dijo Erdem. “Estábamos ahí para ayudarles, pero ellos seguían preguntando, ‘¿Qué puedo hacer?’”
Estep dijo que una de las primeras preguntas que con frecuencia ellos hacían era, “¿Cómo consigo un permiso para trabajar?” “Ellos quieren trabajar de acuerdo a la ley,” dijo Estep. “También preguntan cómo pueden sus niños entrar a la escuela?”.
Ramirez dijo que CCCTX está acostumbrado a responder a las crisis tales como la inundación causada por el Huracán Harvey en 2017. La crisis en la frontera, de cualquier modo, es un “desastre creado por el hombre sin disculpa que era totalmente prevenible”. Y es definitivamente un tema pro-vida por que afecta a su vida y su dignidad, y las enseñanzas de la iglesia invitan a respetar toda la vida desde la cuna hasta la tumba, dijo.
“Lo que hacemos cubre todo el espectrum de la enseñanza social Católica,” Ramirez dijo. Ella reconoce que el sistema de inmigración está roto y que tomará mucho trabajo y voluntad componerlo. CCCTX está aquí para ayudar a aquellos que lo necesitan y dar testimonio de las historias de aquellos que no solo están buscando una vida mejor para sus hijos, sino que están tratando de asegurar que sus hijos vivan, dijo.
Para hacer una donación a Catholic Charities of the Río Grande Valley, vaya a www.catholiccharitiesrgv.org. O envíe cheques a 700 N. Virgen de San Juan Blvd., San Juan, TX 78589.
Para donar a Catholic Charities of Central Texas, go to www.ccctx.org o envíe cheques a 1625 Rutherford Lane, Austin, TX 78754.