Por Ricardo Gandara | Corresponsal
La colecta De las Cenizas a la Pascua – esas pequeña cajas para monedas que nuestros niños traen a casa de la iglesia durante la Cuaresma – han tenido un impacto en el empobrecido Haití y en un preescolar llamado St. Francis of Assisi. Sólo $250 provee del salario de un maestro de un mes, libros para el salón, y el almuerzo diario para un niño, con frecuencia, la única comida que un niño recibirá durante el día.
La escuela está localizada en Durissy, una comunidad en el medio de una jungla en la península sur de Haití; la escuela es la única semejanza de algo moderno. “Los niños tienen hambre,” dijo Kathy Pomeroy, quien, con su esposo Don han ido a Durissy muchas veces. “La primera palabra que aprendimos en criollo fue “gangu”. Que quiere decir ‘tengo hambre’”.
El cólera es un gran problema; la mayoría de los niños necesitan vacunas. Esta es la realidad en Durissy donde cerca de 6,000 personas viven protegiéndose de la jungla en habitaciones improvisadas como chozas sin agua corriente o electricidad. Los niños caminan hasta dos horas para asistir a la escuela.
A través de su organización sin fines de lucro Educate Haiti y otros grupos, 474 niños de edades de 3 años hasta preparatoria reciben educación religiosa gratuita. La escuela acepta niños de todas las fes. Los Pomeroys, parroquianos de St. Anthony Marie de Claret Parish en Kyle, vacían sus corazones, tiempo y dinero para ayudar a educar a los niños.
El Padre Anis Ives, un sacerdote, lidera la escuela con la meta de educar generaciones de Haitianos para que salgan de la pobreza. Durissy está en la parte más pobre de Haití; el ingreso anual individual es de $100. La comunidad está aún reponiéndose de un terremoto mayor que sufrió en 2010 y del Huracán Matthew de 2016.
“El Padre Anis nos dice que tienes que educar dos generaciones de Haitianos para que ellos puedan hacer un cambio en su país,” dijo Kathy, quien está retirada de una carrera de 44 años en educación. Su último empleo fue preparando a futuros maestros de prees-
colar en Indiana University.
La campaña De las Cenizas a la Pascua, la cual es recogida durante la temporada de Cuaresma con esas pequeñas cajas moradas, recoge anual-
mente cerca de $100,000 para dar fondos a proyectos misioneros como la escuela en Durissy. Estas monedas que ponemos en las cajitas moradas hacen una gran diferencia en las partes más pobres del mundo, dijo Vianey Hernández, la coordinadora de misiones para la Diócesis de Austin.
Este año, el proyecto de los Pomeroy recibió un fondo de $25,000 para seguir con su causa gracias a De las Cenizas a la Pascua, que se lleva a cabo por parte de la Oficina diocesana de Misión y Educación Misionera.
“Los Pomeroys quieren a la gente de Durissy. Su compromiso con los niños y familias es admirable e inspirador,”dijo Hernández.
Cada año, la campaña De las Cenizas a la Pascua provee de fondos para grupos misioneros locales y otras actividades misioneras en la Diócesis de Austin.
“El continuo trabajo misionero hecho por parroquianos de la Diócesis de Austin localmente y fuera del país, es la personificación del llamado misionero que todos los bautizados reciben”. Dijo. “Estos misioneros fortalecen a nuestra iglesia y nuestra fe al compartir y defender el mandamiento de ‘ámense los unos a los otros’”.
Decir amor es una subestimación cuando se habla con los Pomerosy.
“Tenemos 474 hijos,” dijo Kathy. Los Pomeroys han estado en Durissy siete veces desde 2014 cuando fueron por primera vez acomapñando a voluntarios de una parroquia en Indiana para construir un campo de juegos en el vecino Saintard.
Su trabajo y el de otras organizaciones sin fines de lucro está haciendo una diferencia significativa. La escuela tiene ahora baños. Este otoño, un proyecto solar será completado para proveer de electricidad para ventiladores y cumplir el sueño de computadoras en el salón.
Los Pomeroys tienen patrocinadores en 29 estados para yaudarlos a cumplir con un presupuesto escolar anual de $105,000. Pero, están buscando más donaciones por que la necesidad es grande.
El deseo de los Pomeroy es que una parroquia de Texas se una a la escuela como un proyecto ministerial. Aún la donación más pequeña individual significa una comida diaria de arroz y frijoles. Ellos hablarán con cualquier persona que escuche, dijeron.
A pesar de la desesperación en Durissy, hay muchas señales positivas de esperanza. Los niños vienen a la escuela en uniformes limpios. “Los haitianos valoran mucho la educación,” Don, un antiguo profesor de contabilidad, dijo. “La última vez que estuve ahí, estaba muy cansado al final del día y un hombre se me acercó y me tomó de la mano. Me agradeció por lo que estábamos haciendo por los niños.”
Kathy da la bienvenida a la oportunidad de practicar su filosofía favorita. “San Francisco dijo algo sobre predicar seguido usando palabras cuando fuera necesario. Es ser un misionero activo,” dijo.
Y, aunque el trabajo misionero puede ser abrumador en un país empobrecido, el espíritu de la gente hace que los Pomeroy sigan regresando.
“Aunque la gente es tan pobre, son felices. Deben de ver sus sonrisas,” dijo Kathy.
Visite www.EducateHaitii.net para mayor información sobre el proyecto.